martes, 19 de marzo de 2013

Tonterías III-XI

Tontería III.
Bestia número 19.
La bestia humanoide pretendió conquistar a la verdadera humanidad y tuvo que retroceder ante el embate científico-tecnológico; su poder antediluviano no pudo hacer nada. Se alimentaba de frutos rojizos, carnosos, fáciles de encontrar y de digerir, y de gratis, además, en las colinas al norte de Tapalpa. A lo mejor eran zarzamoras.

Mañana por la mañana abordaré el primer autobús con destino a Tapalpa, la tierra del ingeniero Luis Enrique Bracamontes Gálvez (1923-2003), un priista que fue secretario de Obras Públicas durante el sexenio de Luis Echeverría Álvarez (1970-1976). Quiero ir al frío, quiero comer zarzamoras, y quesadillas de Tapalpa.


Tontería IV.
Mezclas raras.

Tontería V.
Hallado en la traducción.
Fue hallado, que no encontrado. Sí.

Tontería VI.
Duda existencial, y Helios.
Una duda existencial puede ser una metonimia metafóricamente pandoxa y ontológicamente subterránea, que conduce a una seudopurificación mental antisartreana y parakierkegaardiana, ya que los girasoles, en sentido estricto, no pueden girar, sino sólo oscilar o inclinarse hacia su amo, el señor Helios, y eso sin icarismos alados necios cerosos.


Tontería VII.
Diario de un antílope astrogenético.
En una libreta de pastas verde oscuro, el antílope astrogenético empezó a escribir en 1936, con tinta marrón que salía de una pluma fuente, sobre unas hojas de finísimo papel blanco, ligeramente azulado, su diario, hasta que un lobo humanoide easonense que había llegado a San Blas a bordo de un buque perfectamente calafateado, y luego se había trasladado en un automóvil Studebaker a Xalisco, población conurbada con Tepic, lo mató, hizo que la chef mencionada líneas abajo lo tatemara a fuego directo, y se lo comió acompañado-bañado en salsa de tomate y guindillas, junto con cebollas cambray soasadas, y lechuga y apio a los que se había añadido jugo de limón, vinagre blanco, de caña, aceite de oliva español, sal de Cuyutlán, Colima, y un poco de pimienta blanca, todo preparado por Ana de Merino-Sierra, chef del Mesón de la Curva. El vino tinto fue de Utiel-Requena, valenciano y ex castellano.

Afortunadamente, Roberto Lambres Arnolquera rescató el Diario de un antílope astrogenético que una joven sirvienta veracruzana de buen ver había encontrado en el ático de la casa de sus patrones, en la colonia Pomposa, lo robó y se lo vendió en seis mil pesos a Lambres, quien planea darlo a la estampa a más tardar en el otoño boreal de 2013 y presentarlo incluso en la Feria Municipal del Libro de La Sarga de El Verde.


Tontería VIII.
Los paradigmas secuenciales inadvertidos, no estereotipados.
Estos se encuentran aquí, allá y acullá. Basta con voltear, de día, hacia arriba a unos 30 grados, y luego a izquierda y derecha, y podrán apreciarse flotando en la etereidad ingrávida y transparente de nitrógeno, oxígeno y argón, es decir aérea, donde la vista humana puede penetrar y descubrir las manifestaciones más prístinas de la omnipresencia vertebrada y concisa de los axiomas y ejemplos epistemológicos concurrentes en la diafanidad permanente de una jornada placentera y memorable, de un excitante viaje de conciencia; que al principio podría intentar devenir introspección, mas no hay que permanecer ahí; uno debe relacionarse, comunicar a los demás los descubrimientos cotidianos.

En el ámbito de la percepción humana, el individuo preparado podrá leer los signos de su tiempo; sus contemporáneos podrán felicitarle por ello, pero no es lo que debe buscar per se, sino esforzarse para adquirir conocimiento, ciencia, para luego aplicarla –tecnología–, a fin de servir a sus congéneres, siempre, todo el tiempo, disminuyendo y aun olvidándose del afán de lucro.


Tontería IX.
La porción con más cerezas.
El ipsohonramiento predisposicional autárquico consiste en que un individuo cuasi simiesco —y/o más ignorante que un/a periodista, o editor/a, o subdirector/a, o director/a de una publicación cotidiana o semanaria o mensual o bimestral o trimestral, etcétera, impreparado/a y/o pedante... o que un/a locutor/a de radio o de televisión impreparado/a y/o "autosuficiente"— pretende erigirse en jefe supremo y vitalicio de un grupo interdisciplinario y/o transectorial para medrar a costa del esfuerzo de los demás, si bien también aporta el suyo, mas cuando llega el momento de fraccionar el pastel, toma la parte que más cerezas tiene. Se considera algo así como el poseedor inapelable de la verdad absoluta, o como pretendía León Tolstoi, el hermano mayor de Dios (de Dios Padre, se entiende).


Tontería X.
Artificios inútiles.
La autopercepcion hiperaupada del axioma o teorema o regla o tesis o precepto o principio o cultura o ley del perfeccionismo cerciorista ascendía más alto que el humo de finos cigarrillos Lucky Strike que despedía por la boca Matías Horticultor Méndez, quien estaba pensando en crear otro de esos artificios inútiles a los que tenía acostumbrados a su esposa, hijas e hijos. En esta ocasión será una máquina de acero con engranes, piñones y cremalleras, que consumirá mucha electricidad, así que la relación costo-rendimiento estará por los suelos, una vez más.

Sin embargo, su megalomanía es insuperable y cuando se decide a hacer algo, nadie puede detenerlo.


Tontería XI.
Spartaniano suplanta al dios Seudoomni.
En otro punto del orden del día, nos reporta una joven mensajera áulica con jeans y blusa en colores pastel, acerca de rumores en el sentido de que un tipo que se hace llamar Spartaniano ha secuestrado y dormido al dios Seudoomni y que está enviando mensajes a la Tierra dizque en su nombre, pero son obra de él (del usurpador Spartaniano, pues ¿de quién más?). Vamos a enviar a nuestro emisario Fotón-4 a la sección 7777777 (siete veces siete) del cielo etéreo, a ver qué está pasando, y luego les informaremos; mientras tanto, pueden continuar disfrutando de su vodka Nikolai o su ron Havana Club con coca-cola.



sábado, 16 de marzo de 2013

Tonterías I-II

Tontería 0.
Isagoge sílvica.

Tontería I.
Hacia Titán.
En la campiña de Arkansas, Alfred McCrow, de 22 años, estaciona su camioneta pickup Ford F-150 modelo 2011, y saca del vehículo su rifle Winchester calibre .22, para dispararle a un cuervo (crow, en inglés) que vuela cerca, falla el tiro y dice qué bueno, así no he matado a mi antepasado, un ave muy lista.

Come unos arándanos (cranberries) y escucha en la radio AM de su camioneta la canción “Ode to my family” (Oda a mi familia) con los Cranberries.

Un liberal en Arkansas, que oye canciones de irlandeses, y “Beth”, de Kiss. Y como Arkansas no tiene un equipo de futbol en la NFL, al igual que Alabama, McCrow es seguidor de los Titanes de Tenesí.

De repente, una tormenta y un tornado.

Esto se está poniendo difícil, dice, se sube a su camioneta acelera, libra el fenómeno y enseguida enfila hacia Texarkana, donde lo espera su esposa Beth McGee, una gemela de 22 años, unos minutos mayor que la hermana, Cynthia.

No ha pasado nada. No ha pasado nada. Se toma seis cervezas Miller, su esposa, dos, y pescan un sueñazo profundo. Aquí no ha pasado nada. Ella también es aficionada de los Titanes de Tenesí. Nació en Nashville, Tenesí 37213.

Y los dos sueñan el mismo sueño: un titán y una titánide griegos alados los llevan al Parnaso, y luego al Olimpo. A él lo lleva una titánide, abrazado; a ella, un titán, abrazada.

(En realidad, los titanes y las titánides no tenían alas, pero este, “Hacia Titán”, es otro cuento.)

… Y les dan de beber néctar, y de comer ambrosía, los hacen semidioses… felices, la felicidad enlatada se llama Néctar-Miller, y en caja se llama Ambrosía-McDonald’s, en un mar de neblina y rocío helenos sobre suaves colinas floridas y bajo nubes rosicler.

No preguntan a dónde van. Sólo se dejan llevar. Regresan pronto, pues la fantasía no puede durar más que unos minutos, para decepción de ambos.

Vuelven al Deep South y oyen cuervos negros de los pantanos de Metairie que graznan quietos en las ramas de árboles sin hojas.

Ella trae un anillo de platino con un diamante azulado. Beth es metodista.

Él trae un anillo de oro con un rubí. Alfred es bautista.

En su Biblia protestante no hay libro de Judit, sin embargo, en una Biblia católica, han leído, en Judit, XVI, 6: [el mítico e inexistente general asirio Holofernes al servicio del rey Nabucodonosor* II el Grande, quien sí existió y gobernó Babilonia de 605 a 562 a.C.] “… Que no fue derribado su caudillo por jóvenes guerreros, ni le hirieron hijos de Titanes, ni altivos gigantes le vencieron; le subyugó Judit, hija de Merarí, con sólo la hermosura de su rostro.”

* Nabucodonosor II el Grande fue el hijo mayor y sucesor de Nabopolasar, quien liberó a Babilonia de su dependencia de Asiria y dejó a Nínive en ruinas.

El Libro de Judit es un cuento, un relato imaginado muy bien estructurado y redactado hacia el final del siglo II a.C. El autor conocía acerca de la mitología helénica, por eso fue capaz de mencionar a los Titanes griegos.

La neblina en el camino rural 22 de Luisiana es densa, ellos se funden con ella, se olvidan de sus nombres, de su origen, de todo. Aparentemente todos son uno y lo mismo, sin identidad ni distinción. Salen otra vez, vuelan lejos, guiados por las gemas de sus anillos, ella va delante, él detrás, vuelan a la velocidad de la luz a Titán, el satélite más grande de Saturno y el segundo en tamaño del Sistema de Solar, sólo por detrás de Ganímedes, una luna joviana.

Al llegar a Titán, hacen un iglú, se toman una cerveza Miller cada uno, contemplan la Tierra desde allá, con un potente y costoso telescopio portátil, y luego vuelan al desierto de Arizona, tan parecido a Titán, según palabras del astrónomo Jean-Pierre Levreton.

En el centro de Arizona está la mitológica ave Fénix, griega también, que les habla y les indica a los McCrow-McGee que nunca se rindan y regresen a Texarkana, a trabajar y a seguir estudiando.

Han grabado todo con su cámara de video Sony, y pronto transmitirán un documental de dos horas por el canal 71 de The Arkansas Cable Company.

Desde ahora son famosos. Esperan recaudar varios cientos de miles de dólares por publicidad durante la transmisión de este fantástico e increíble viaje.


Tontería II.
Digresión del maese Arcano.
En septiembre de 1997, luego de una larga digresión apicultural del maese de historia Arcano (acrónimo construido a partir de: Artemio Cañizares Noriega), su alumna Novata (Nora Valle Tagle), en la elitista Preparatoria Los Olivos, le recordó cuál era el tema, pues el anciano lo había olvidado: la influencia filosófica y política de Friedrich Overath sobre la crema de la intelectualidad burguesa de la ciudad de Leipzig en el decenio de 1850, luego del fracaso de la “revolución” de 1848.

Atención, por favor: este Friedrich Overath nunca existió ni influyó en nada; es solo fantasía. No obstante, en Alemania y en otras naciones puede haber uno o más individuos homónimos de este personaje ficticio.



The quick brown fox jumps over the lazy dog.