sábado, 16 de marzo de 2013

Tonterías I-II

Tontería 0.
Isagoge sílvica.

Tontería I.
Hacia Titán.
En la campiña de Arkansas, Alfred McCrow, de 22 años, estaciona su camioneta pickup Ford F-150 modelo 2011, y saca del vehículo su rifle Winchester calibre .22, para dispararle a un cuervo (crow, en inglés) que vuela cerca, falla el tiro y dice qué bueno, así no he matado a mi antepasado, un ave muy lista.

Come unos arándanos (cranberries) y escucha en la radio AM de su camioneta la canción “Ode to my family” (Oda a mi familia) con los Cranberries.

Un liberal en Arkansas, que oye canciones de irlandeses, y “Beth”, de Kiss. Y como Arkansas no tiene un equipo de futbol en la NFL, al igual que Alabama, McCrow es seguidor de los Titanes de Tenesí.

De repente, una tormenta y un tornado.

Esto se está poniendo difícil, dice, se sube a su camioneta acelera, libra el fenómeno y enseguida enfila hacia Texarkana, donde lo espera su esposa Beth McGee, una gemela de 22 años, unos minutos mayor que la hermana, Cynthia.

No ha pasado nada. No ha pasado nada. Se toma seis cervezas Miller, su esposa, dos, y pescan un sueñazo profundo. Aquí no ha pasado nada. Ella también es aficionada de los Titanes de Tenesí. Nació en Nashville, Tenesí 37213.

Y los dos sueñan el mismo sueño: un titán y una titánide griegos alados los llevan al Parnaso, y luego al Olimpo. A él lo lleva una titánide, abrazado; a ella, un titán, abrazada.

(En realidad, los titanes y las titánides no tenían alas, pero este, “Hacia Titán”, es otro cuento.)

… Y les dan de beber néctar, y de comer ambrosía, los hacen semidioses… felices, la felicidad enlatada se llama Néctar-Miller, y en caja se llama Ambrosía-McDonald’s, en un mar de neblina y rocío helenos sobre suaves colinas floridas y bajo nubes rosicler.

No preguntan a dónde van. Sólo se dejan llevar. Regresan pronto, pues la fantasía no puede durar más que unos minutos, para decepción de ambos.

Vuelven al Deep South y oyen cuervos negros de los pantanos de Metairie que graznan quietos en las ramas de árboles sin hojas.

Ella trae un anillo de platino con un diamante azulado. Beth es metodista.

Él trae un anillo de oro con un rubí. Alfred es bautista.

En su Biblia protestante no hay libro de Judit, sin embargo, en una Biblia católica, han leído, en Judit, XVI, 6: [el mítico e inexistente general asirio Holofernes al servicio del rey Nabucodonosor* II el Grande, quien sí existió y gobernó Babilonia de 605 a 562 a.C.] “… Que no fue derribado su caudillo por jóvenes guerreros, ni le hirieron hijos de Titanes, ni altivos gigantes le vencieron; le subyugó Judit, hija de Merarí, con sólo la hermosura de su rostro.”

* Nabucodonosor II el Grande fue el hijo mayor y sucesor de Nabopolasar, quien liberó a Babilonia de su dependencia de Asiria y dejó a Nínive en ruinas.

El Libro de Judit es un cuento, un relato imaginado muy bien estructurado y redactado hacia el final del siglo II a.C. El autor conocía acerca de la mitología helénica, por eso fue capaz de mencionar a los Titanes griegos.

La neblina en el camino rural 22 de Luisiana es densa, ellos se funden con ella, se olvidan de sus nombres, de su origen, de todo. Aparentemente todos son uno y lo mismo, sin identidad ni distinción. Salen otra vez, vuelan lejos, guiados por las gemas de sus anillos, ella va delante, él detrás, vuelan a la velocidad de la luz a Titán, el satélite más grande de Saturno y el segundo en tamaño del Sistema de Solar, sólo por detrás de Ganímedes, una luna joviana.

Al llegar a Titán, hacen un iglú, se toman una cerveza Miller cada uno, contemplan la Tierra desde allá, con un potente y costoso telescopio portátil, y luego vuelan al desierto de Arizona, tan parecido a Titán, según palabras del astrónomo Jean-Pierre Levreton.

En el centro de Arizona está la mitológica ave Fénix, griega también, que les habla y les indica a los McCrow-McGee que nunca se rindan y regresen a Texarkana, a trabajar y a seguir estudiando.

Han grabado todo con su cámara de video Sony, y pronto transmitirán un documental de dos horas por el canal 71 de The Arkansas Cable Company.

Desde ahora son famosos. Esperan recaudar varios cientos de miles de dólares por publicidad durante la transmisión de este fantástico e increíble viaje.


Tontería II.
Digresión del maese Arcano.
En septiembre de 1997, luego de una larga digresión apicultural del maese de historia Arcano (acrónimo construido a partir de: Artemio Cañizares Noriega), su alumna Novata (Nora Valle Tagle), en la elitista Preparatoria Los Olivos, le recordó cuál era el tema, pues el anciano lo había olvidado: la influencia filosófica y política de Friedrich Overath sobre la crema de la intelectualidad burguesa de la ciudad de Leipzig en el decenio de 1850, luego del fracaso de la “revolución” de 1848.

Atención, por favor: este Friedrich Overath nunca existió ni influyó en nada; es solo fantasía. No obstante, en Alemania y en otras naciones puede haber uno o más individuos homónimos de este personaje ficticio.



The quick brown fox jumps over the lazy dog.

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